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| ALEJANDRO MONTOYA |
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| ALEXA RUSSELL |
Es verdaderamente fascinante el rumor que proviene del mar, ese sonido apacible que se produce por el movimiento de las olas y el roce de la brisa marina, para luego convertirse en el profundo eco del infinito, un susurro en el tiempo y el espacio inmenso. Regularmente por las tardes, Alejandro Montoya de veinte años, solía ver el atardecer y disfrutar de las cálidas caricias de la brisa y del sol, en su pequeña casa en las playas del norte de Miami, propiedad que adquirió su madre, a través de un amigo muy cercano cinco años atrás, para él era extremadamente placentero estar allí, entre el cielo y el mar, aunque algunas veces esto le producía un vacío insondable, sin ninguna razón aparente, que lo envolvía en una soledad amarga, aun cuando estaba rodeado de gente que lo amaba, le oprimía el corazón hasta hacerlo romper en llanto, sus lágrimas lo llevaban directo a ese abismo mortal de recuerdos inconclusos, pensamientos absurdos y memorias fugases, día tras día desde su llegada a Miami, por eso cuestionaba a Carmen -su madre- por la posible causa de su angustia y su desesperanza, no comprendía por qué, si tenía todo lo necesario para su felicidad, era tan difícil alcanzarla, eran incógnitas que siempre lo acosaban… Cuando cumplió los trece años, Alex - como le decían cariñosamente- encara a su madre y le pregunta lo que todo el mundo se preguntaba, la razón por la cual él era rubio de ojos azules y su madre y su tía eran de piel trigueña y cabellos negros, a lo que Carmen refutaba con firmeza y aclaraba, que su padre era un caucásico y atractivo gringo. Tiempo después, Carmen le cuenta que su padre los había abandonado por motivos que desconocía y que lo había criado con mucho sacrificio, solo con el apoyo de su tía Sandra, por esta razón deciden venir a vivir a los Estados Unidos, en busca de mejor calidad de vida, asistencia en la salud y en busca de su anónimo progenitor. Alex poseía una cabellera larga y frondosa, la que camuflaba con una gorra de mezclilla que le había regalado su mejor amiga Tracy el día de su cumpleaños, era alto y delgado, sus ojos se confundían con el reflejo del azul del cielo en el mar, no era el tipo de los que le gustaban los tatuajes, pero tenía uno muy pequeño en el brazo izquierdo, era una “A” un poco borrosa, que fue tatuada el día de su nacimiento, nunca pudo entender por que su tía Sandra, especialista en tatuajes artísticos y reconocida por su rectitud y ecuanimidad, le había dibujado en su brazo de forma permanente esa “A” ¿que significaba esto?, ¿qué pudo haberla motivado a realizar semejante locura?, tatuar a un recién nacido… La explicación era un tanto extraña: “Eres el Alfa, eres el principio, el que ordena el final”, Carmen y Sandra habían criado este niño con todo el amor y el cariño que se merecía, ofreciéndole el mejor de los entornos y el aire puro del sur de la florida, donde se condensa la calida brisa marina con los frentes fríos provenientes del norte. Vinieron de Colombia, luego de pasar por Houston Texas, buscando la bienestar de Alex,
el que adoraba por encima de todo a sus dos mujeres - así solía llamarlas - y daba su vida por ellas, pero en su mente siempre rondaban los acertijos sobre su apariencia física, que a veces se descifraban con la idea de saber que era hijo de un caucásico americano, resultado de la predeterminacion de la especie o la delimitación del perfil racial, ejercida por cada ser vivo para poder identificarse. Aparte de su evidente nostalgia, de su tremenda tristeza y de su intranquilizante soledad, Alex percibía la falta de algo y no era precisamente cariño, por que lo tenia de sobra, era algo más interno, algo más espiritual que le quemaba el alma, con frecuencia relacionaba este sentimiento con el tatuaje que tenia en su brazo, que luego de pasar su mano por allí, sentía un alivio infinito, como si su tranquilidad girara en torno a esta parte especial de su cuerpo, por esta razón saciaba su melancolía en los ocasos fascinantes frente al mar de Miami. Alex era un joven muy educado, tranquilo y muy sensible, no tenia muchos amigos, pero los que habían eran suficiente para compartir y disfrutar del dulce sabor de la juventud, Tracy de veintiún años, su mejor amiga, siempre lo acompañaba a todas partes; parecían novios, algunos se atrevían a decir que eran marido y mujer pero ellos nunca se miraron como tal, eran como hermanos, cómplices, alcahuetes y divertidos, compartían libros, música, amistades ciberneticas e intercambiaban dibujos artísticos de verdadera perfección, se llevaban muy bien, parecían el uno para el otro, hasta que llegó uno de esos días, un día donde se revelaría el más intimo de todos los secretos, era el momento de hablar de aquello que ocultaba Alex de una manera hermética acerca de sí mismo, quien queria compartirlo -por que así lo había decidido- con su amiga más querida, por tal razón; alzó la cabeza, encogió los hombros y sencillamente desahogó toda esa amargura e inconformismo que lo castigaba por dentro.
Alex había nacido con afecciones pulmonares, originadas durante el periodo de gestación, un peligroso coágulo se desarrolló en uno de sus vaso sanguineos y se transladó a una de las principales arterias, causando una oclusión mortal en la misma, provocando que algunos órganos y tejidos importantes en su cuerpo se modificaran y luego se adaptaran a dicho cambio. Al momento de nacer parecía que la muerte sofocaba su vida, razón por la que su infancia siempre fue de apariencia débil y enfermiza, que con esfuerzo y tratamientos médicos precisos, lograron aliviarlo y fortalecerlo milagrosamente, reflejandose una relativa normalidad. Durante un análisis exhaustivo, los médicos se dan cuenta que el bebé había nacido con tejidos testiculáres y ováricos al mismo tiempo, condición genética llamada hermafroditismo o intersexualismo, la cual abre un gran interrogante que solo el tiempo se encargaría de revelar: ¿Cuál sería su preferencia sexual?, solo era cuestion de esperar; pero al pasar de los años, su conformación corporal masculina la dejaba entrever, pero su rasgos femeninos la volvían a ocultar, clasificandolo como un ser andrógino. El proceso ordinario en la deformación congénita de Alex, origina que en la etapa de la pubertad, inicie su periodo menstrual de forma irregular y que simultaneamente sus gonadas se malogren, lo que visiblemente parecía algo monstruoso, pero en realidad era solo una eleccion; una mujer de clítoris desarrollado o un hombre con su miembro atrofiado. Fue tratado psicológicamente por varios años, en pos de su estabilidad emocional y jamás fue cuestionado con base a sus preferencias, tampoco de la posibilidad de una intervención quirúrgica.
Tracy estaba totalmente sorprendida y no podía pronunciar palabra, después de oír de la propia boca de Alex, lo que realmente sucedía en su vida, no hubo dictámenes ni comentarios, simplemente lo apoyó y le entregó toda su comprensión y cariño, le dio un abrazo, con brazos de hermanos y lo dejo llorar en su hombro. Días después, Alex recibe una llamada muy importante, era la secretaria de recursos humanos de la famosa y prestigiosa revista de farándula “FRESH” para una entrevista referente a la posición vacante de diseñador gráfico, que era su mayor ambición y la razon, por la que quizo suministrar allí su aplicación de trabajo semanas atrás, hasta que por fin lo habían contactado, debía lucir impecable para causar una buena impresión ese día y poder aprovechar esta estupenda oportunidad profesional. La revista FRESH era de circulación quincenal y trataba temas de farándula, salud, belleza, moda y actualidad, sus directivas buscaban urgentemente el genio de las artes gráficas, para la nueva y renovada imagen que lanzarían proximamente, de lo que se podía vaticinar, que Alex seria un firme candidato para el cargo, que por cierto, no tenia experiencia laboral en ese campo, pero su capacidad iba mas allá de lo imaginable, su preparación estaba galardonada con premios de talento y liderazgo por su expresión artística, logrando que le llovieran propuestas para trabajar en galerías de arte, los mismos que querían explotar su gran ingenio y llenarse los bolcillos de dinero. Pero esto realmente no llenaba sus expectativas, siempre preferió los retos más excitantes y trascendentales, como lo era la complejidad de una revista de circulación internacional que acaparaba la atención de todo el publico en general, solo por esto Alex consideraba que ya era hora de un cambio de “look” y dejar atrás esa vestimenta estilo años ochenta y esa gorra que escondía su cabellera alborotada, esto con el fin de poder encajar en el mundo metrosexual muy de moda últimamente y que empuja al común de la gente a vestirse entre blanco y negro, para encontrar el punto intermedio entre lo bueno y lo malo.
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